viernes, 23 de junio de 2017

Categoría A en banalidad y moralina: el baile de la silla y el rector


Observó, con las piernas cerradas, pensando en la pornografía, a los vecinos de al frente.

No, en realidad no tengo pensamiento alguno dedicado a la pornografía, a los derechos de cuarta generación-Los informáticos-que allí se gestan, porque yo, soy una persona decente.

Soy tan decente que condeno al rector de una universidad porque contempla, inmóvil, a una mujer atractiva, danzante de algún ritmo de moda, mientras él se divierte.

Categoría A en diversión y Z en moralina frustrada para todos los que critican sus pasatiempos.

David Bowie canta Lets dance“ ” mientras escribo, y sonrío indignada, ante el conservadurismo que nos invade. 

Porque al menos  yo, con el video, sólo me reí. Declaraciones van y vienen, la fiestita se realizó en el Malecón del Salado, con fondos privados: sí, privados, aunque nos guste repetir las versiones iniciales de las redes sociales, olvidando la máxima del periodismo, nosotros, emisores y receptores: preguntarle a todos los involucrados antes de sacar la conclusión de su corrupción, gordura horrorosa o peluconería causante de todos los males.


El totalitarismo es-Ante todo-Videopolítica y una forma de discurso que nace de la cultura. Por eso siempre se culpa a las víctimas.

Nos entretiene el chisme, pero al menos a mi, me indignan otras cosas, las noticias sobre la selva y el Yasuní, me interesa con cierta profundidad la defensa que hacen los indígenas de su territorio, aun me sorprende la burla de la clase media para con un dirigente indígena que llevaba la cara tiznada de negro,  las palabras de la concejala Daniela Chacón diciendo lo que todos sabemos sobre el transporte público y la maldición del morboso en sus filas, o las noticias sobre niños violados y más de sesenta mujeres asesinadas en lo que va del año.

Esos hechos le competen a la política pública. 

¿El baile de la silla y el rector?


Fruslería privada, chiste o motivo de burla. 

Que lance la primera piedra quien se considere a si mismo, Miguel de Unamuno.  Porque un bailecito-Los valores estéticos son menores-no violenta la autonomía universitaria.

 Los ogros filantrópicos y los Vizcondes demediados legales, saben como entretener a sus audiencias. 

sábado, 10 de junio de 2017

Un ángel sosteniendo una espada en la puerta del infierno



El problema es que la mujer encerrada-Sin llave o cerrojo-en el cuarto dieciséis, no tiene nada en su cabeza, aparentemente es solo una mujer extraviada por su empatía, la  salvamos de la muerte, casi aterida de frio, preguntando direcciones, tratando de vaciar su cabeza, balbuceando idioteces y ahora-Finalmente y gracias a las animaciones japonesas- se quedó callada.

Sin pensarlo mucho, el doctor rubio, abriendo su boca  en medio de la soledad-Al principio, ella pensó que se trataba de un  ángel que sostiene una balanza en medio del infierno-le dijo que asistir a un programa de televisión-En su estado-sería una completa imbecilidad:

-No puedes abandonar tu cuarto pequeña guapa, simplemente no sucederá porque sólamente los idiotas visitan estos parajes fríos y calientes, inaccesibles para los ángeles nazis como yo. 

El ángel exterminador-LuisBuñuel

Ana-La mujer que dejó el mutismo- le devolvió la mirada, pensando si tendría razón o quizás, el olvido permanente de su condición cotidiana sería un muro grande y suficiente para contener su maldad.

Equivocada como siempre, dos meses antes abandonó la oficina imperial de la presidencia de la República. Esta le costó demasiados quebraderos de cabeza, destrozar el amor del tipo-Tan hermoso y lleno de verdades graciosas, podría significar su muerte- ¿Por qué? La razón era sencilla, el doctor ignoraba el destino de sus huesos, un día aseguraba que habría de partir mañana, al otro que cinco días después y al final, todos los recuerdos vinculados al desamparo, se torcían frente a sus ojos, rompiendo su pequeño y casi desconocido rostro, permitiéndole olvidar.

Vestida con una bata de lino crudo, Ana decidió escribir algo que se le antojara hermoso-Un poco más que la pared  y algo menos que la penumbra- quizás comparable con la belleza de este hombre que jamás habría de tener,  y que en fondo, no pretendía poseer nunca, porque la vida le permitiría conocer a otros, menos espectaculares o idealizados, más terrenales o muertos, pero ella siempre-Comiendo un guineo y escuchando a Billie Holiday,-esperaría que este hombre perfecto, torciera el camino de su emoción. Sin una lanza, como las comparsas del cineasta brasileño Glauber Rocha. Con la certeza que da el final de la vida, trastocada por una comparsa de danzantes. 


II

Hace doce años, Ana decidió que su carrera universitaria debía terminar en la oificina de la presidencia de la República, una historia que al final ya no tenía sentido: lo consiguió y ahora se arrepentía de sus fatídicos deseos.

Christian  Wills se enamoró de esta mujer desbaratada, abandonando su regazo un mes después de intercambiar fotografías, una hermosa y rosada sombra gigantesca, la piel delicada de su terrorìfica adolescencia y una promesa de mentiras: la migración terminó separando lo que el amor jamás empezó a pegar.

Separada de la maldita Presidencia de la República, Ana retomo sus pésimas y malas costumbres de animal meditabundo: dejar de pensar, rumiar la melancolía en torno al  doctor de turno y permitir a su imaginación el olvidar todas las maravillas que su alma escondía: sí, su alma inmortal, esa que mataría pronto, regalaría en un archivo postal o dejaría encargada en un bolsillo de la camisa blanca y almidonada del doctor.

Notando la inconsistencia del discurso-El doctor no era muy experto en meterles cuento a las mujeres-y reconociendo que Guayaquil es una ciudad extraña, la mujer resucitó a todos sus muertos, personajes de anime, robots y pelìculas francesas esa noche.


La ocupación nazi no vence a la resistencia francesa en mi historia. Y todos sabemos que pronto, te veremos simbólicamente morir. 

jueves, 7 de abril de 2016

De como ingresé a las #CasasColectivas y regresé para contarlo




Todos me dijeron que me aleje, que no visite las casas colectivas. Adoro las antiguas viviendas cuencanas, con su patio central rodeado por pasillos que reciben la luz y la muerte tranquila de la tarde y no quise perder la oportunidad de conocer este bien patrimonial de Guayaquil.

Desde afuera, sólo se ven dos grandes bloques de cemento, rodeados por la creencia popular de misterios y leyendas de terror: son peligrosas la colectivas, repetimos siempre. Pude acceder a una maqueta dibujada de la casa, que me mostraba los patios centrales y con mi cámara de fotos, decidí recorrer sus pasillos interminables de laberinto ciego.

La preocupaciòn ha regresado al espacio: todos hablan de la amenaza de desalojo que pesa sobre sus cabezas.  La representación local del estado asegura que ya llega, para recuperar este bien patrimonial: para la ciudad. 

¿Y la gente que vive en las colectivas, llegó de Marte? 




Antes de ingresar a estos edificios, me movían la curiosidad y una razón distinta, visite las casas colectivas porque soy periodista y trabajo en una organización que intenta ayudar- Junto a muchos voluntarios- a las personas, para que se respeten sus Derechos Humanos cuando existe un conflicto. 

No somos perfectos, menos infalibles, pero creo que todos tenemos la buena intención de alcanzar la paz en la sociedad, en la medida de nuestras posibilidades.

 Temía encontrar lo peor al interior de esta vivienda pero me topé, en estas casas, con cuatro patios internos hermosos y una edificación que merece una mejora en su fachada y estructuras. Se trata de la primera casa colectiva de la ciudad y, ahora para mi, un ejercicio para darme cuenta de que la realidad siempre es mucho más compleja que nuestro discurso.

Esta experiencia me regresó en el tiempo, a la universidad.  Al cumplir 18 años, descubrí ahí  que la comunicación que yo emitía diariamente, traspasaba los límites del modelo “Emisor-mensaje-receptor”.

Mi profesor-Sí que tenía paciencia-nos enseñó que durante la emisión de la propaganda nazi-Sí, los documentales con los niños rubios y las mujeres sonrientes al Fuhrer que contrastan con los graciosos pero terroríficos relatos de Brecht en “Miserias del tercer Reich”-inspiraron la “Teoría de la bala mágica”. Algunos autores consideraron que los alemanes, creyeron toda la propaganda nazi, gracias a una gran acción comunicativa maquiavélicamente bien elaborada por parte de los emisores de dichos mensajes.


Sin embargo, las condiciones sociales y los referentes que tenemos en nuestras cabezas al momento de de-codificar un mensaje, tienen un papel fundamental en nuestro rechazo, aceptación e incluso, comprensión del mismo. Somos únicos e irrepetibles y difícilmente vamos a comprender un mensaje de forma idéntica. 

¿Recuerdan cuando en la infancia jugábamos al teléfono y el mensaje de “Tienes cara de muñeco” terminaba convertido en el sexto receptor en: “Chucky el muñeco diabólico”?


Regresando a Hitler, a ese juego del teléfono entre la propaganda y las audiencias votantes, Alemania, hundida en la desgracia de sus perdidas belicas, afectada por cambios económicos y derrotas en su orgullo de nación, se vio enfrentada a un régimen que apelaba a las diferencias para segregar, proponer el odio como mensaje y así generar identificaciones. Generó ciertos cambios en la política económica, además. 

La comunicación genera identificaciones y las audiencias realizan mediaciones con los mensajes. A pesar de la propaganda, muchos ciudadanos escondieron y apoyaron a los judíos, salvándolos de una muerte segura. Otros, quizás no lo hicieron por miedo a enfrentar una detención en una sociedad que Brecth retrata como el espacio idóneo para los delatores, soplones y traidores.

Yo pensaba que las colectivas eran un lugar, solamente, peligroso porque así me lo habían comentado, sin embargo, ahí descubrí familias que cuidan y mantienen sus viviendas en perfecto estado, trabajan y se parecen mucho a ustedes y a mi. 

Ellos no niegan la existencia de una posible deuda pero le piden a la Gobernación que  se realice un convenio de pago-No sería la primera vez que una institución pública actúe de esa forma-para saldar lo que deben y no perder sus casas.

Las casas colectivas se encuentran rodeadas por un discurso que aplana el todo por una parte. Desde nuestra pequeña oficina de Derechos Humanos, nos unimos al pedido de estas mujeres, hombres y niñas que viven con sus animales y quieren ser escuchados, llegar a un acuerdo, mejorar la estructura y fachada de la casas, y alcanzar así algo que nos une a todos: el anhelo porque la cultura de paz sea una realidad entre nosotros.





lunes, 21 de marzo de 2016

¿El cuerpo de las mujeres ya es de todos?


Visitando a su primo, detenido en la cárcel, Ana se enamoró de un recluso español, allí encerrado por haber cometido el delito de  micro-tráfico, con estupefacientes.

Como un personaje de Pedro Almodóvar,  suelta de lengua para explicar su situación y muy predispuesta a tomarse los hechos con picaresca tranquilidad,  ella esperaba que su novio, cumpliera la condena.

Mientras lo visitaba, Ana  asegura haber sufrido pequeñas vejaciones que denunció ante el CDH en 2014. Así la conocí, mientras documentábamos la situación carcelaria junto a un profesor de Antropología, como parte del pro-bono que realizamos en la institución.

Cuando nos visitaba en la oficina, sonreía y siempre contaba anécdotas graciosas sobre su amor atrapado entre rejas. Pero su gigantesca sonrisa se quebraba, al describir lo que parecía ser una invasión a su cuerpo. Ella denunciaba, asqueada, el recorrido de un objeto en su intimidad.

En 2014, ella formalizó una denuncia ante el CDH porque ya no soportaba lo que llegó a describir como una sucesión de hechos desagradables, en la puerta de ingreso, para ver a su pareja: “Me bajaron los pantalones hasta media piername pasaron ese palo detector por adelante y por atrás, me sacaron la blusa, el sostén y todo” contaba, incomoda sólo al recordarlo.



El conflicto entre seguridad y Derechos Humanos es una constante que recorre nuestra realidad. Sin embargo, los detectores de metales y los perros que detectan drogas, se utilizan en los aeropuertos diariamente.

A nadie se le ocurriría ingresar su dedos o un objeto sobre el cuerpo desnudo de una turista. Entonces, ¿Por qué el cuerpo de las mujeres que visitan la cárcel puede ser tocado?

En 2014, Ana participó en un plantón junto al CDH, para reclamar por lo que describía como una acción abusiva. Fotógrafas, tuiteros y periodistas se solidarizaron con su dolor,  comprendiendo el asco que debe causar el ingreso de una mano desconocida en el cuerpo de una persona.

Hoy, en marzo de 2016, dos féminas aseguran ser víctimas de cateo íntimo  y presentan una denuncia ante la Fiscalía.




No existe un vacío legal para desaparecer esta asquerosa prácticaDos mujeres argentinas obtuvieron un fallo favorable, tras denunciar el cateo íntimo que sufrieron mientras visitaban a un familiar. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos determinó en 1996 que ellas vivieron una practica que lesiona la dignidad de las personas.

Debe controlarse el ingreso de armas y estupefacientes a la cárcel, sin caer en prácticas como las anteriormente descritas. En consecuencia, las autoridades están en la obligación de investigar esta y otras denuncias.

¿O acaso tenemos que aceptar que el cuerpo de las mujeres, sea de todos los que quieran posar allí un objeto, en aras del control, perturbando su intimidad?

martes, 8 de marzo de 2016

Es tan mujer la que aparece casi desnuda, como esa otra, que la reprime amargamente

El 8 de marzo, murieron quemadas, un grupo de mujeres en huelga.

Hoy, 159  años después, las mujeres vemos como los relatos sobre nosotras se suceden, cayendo en un torrente, casi de forma interminable.


Alguno considerará que la mujer es un don de la creación, otra que los hombres mantienen la violencia machista por todos lados y algunas que ya nadie debería llamarnos putas por lo que sea que hagamos.

Yo creo que, todos tenemos derecho a expresarnos libremente, lo que no podemos es, quizas, dejar de oir los reclamos femeninos que aparecen cada tanto ante nosotros.


El aborto, la desigualdad salarial, la violación y las muertes-Asunto que al estar vinculado a la delincuencia en algunos casos-afecta por igual los cuerpos de todos.




Es tan mujer la que aparece casi desnuda, mostrando su belleza en la portada de una revista, como aquella que amargamente, por exponer su piel contra el aire, la reprende.

No podríamos decir que existe una sola forma de ser mujer. Aunque estemos de acuerdo en que no se puede tolerar la violencia, contra nadie.

Asi que, tan puta, como santa, todas tenemos derecho a existir, expresar nuestras ideas y, especialmente, a llegar a cierto consenso en medio del disenso.


No es que los problemas que conciernen a las mujeres no preocupen. Es que hay que hablar mucho, debatir demasiado y no considerar ninguna idea prohibida, para empezar a comprender, quizás,  la crudeza, de una realidad muy frágil.

viernes, 8 de enero de 2016

El dibujo de @bonilcaricatura no discrimina, difunde un hecho

A  veces creo que vivo en una suerte de "South Park" desprovisto de sentido del humor. En las redes sociales encuentro una noticia sorprendente: la Supercom admitiò una denuncia contra Xavier Bonilla, autor de una caricatura que representa un hecho: las nueva Ley de gestión de la Identidad le permitirá a los ecuatorianos el escoger su género.  


Aquí,  la imagen: 










El dibujo hace alusión a una realidad nueva. Resulta que la Ley de gestión de la identidad, según la web de la Asamblea Nacional, nos permite: “Sustituir el campo sexo por el de género que puede ser: masculino o femenino”. Si comparamos la caricatura con el discurso de la Asamblea Nacional, notaremos que la caricatura representa un hecho: los ecuatorianos podremos escoger el género, tal como lo dice el personaje en estado de gestación que aparece en el dibujo. 

Organizaciones civiles que se identifican como “GLBTI” denunciaron ante la Supercom la supuesta discriminación que sufren-Aunque la caricatura no hace alusión alguna a la diversidad sexual ya que todos tenemos la oportunidad de escoger si queremos ser registrados como “Femeninos” o “Masculinos”-la institución aceptó su denuncia, señalando que existe una "presunta inobservancia a lo dispuesto en el artículo 62 de la Ley Orgánica de Comunicación".


Este artículo, señala que está prohibida la difusión de contenidos discriminatorios que connoten distinción, exclusión o restricción basándose en razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, identidad de género y otras características sociales, de salud y culturales. Estas razones deben tener por objeto el "menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales".

Si los ecuatorianos podemos escoger nuestro género y decirle al mundo que queremos ser masculinos o femeninos y en la caricatura se recoge esta realidad, sin emitir juicio de valor alguno sobre el hecho descrito: ¿Cómo el mensaje menoscaba el goce o ejercicio de los derechos, al dibujar las consecuencias de una realidad jurídica? Resulta imposible. 

Alejàndonos de las definiciones contenidas en la Constitución y en la Ley orgánica de comunicación, otra definición jurídica de discriminar establece que se discrimina al privar de derechos fundamentales a una persona. Aun no descubro como un dibujo puede quitarnos derechos fundamentales


Sin embargo, aun analizàndo la representaciòn bajo bajo estas leyes,  la caricatura recoge un hecho que el estado aprobó desde la Asamblea Nacional: el poder escoger nuestro género, en consecuencia, Bonil no puede discriminar al representar una acción que, nos guste o no, la creamos el mayor logro del progresismo o un accidente cualquiera, ahora forma parte de nuestra legislación y nos permite elegir nuestro género.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Algo así como hermanos


El conflicto con las libertades civiles estriba en que,  individualmente, nos pueden resultar sensatas, tanto como nuestro de deseo de cumplir la voluntad personal sin dañar a otros, lamentablemente, suelen encontrarse con la moral individual de otros que intentan ejercer su poder sobre estas, creándose un antagonismo, en ocasiones, de carácter ciudadano o hasta familiar. Por eso,  al final del día,  su ejercicio puede requerir de mucha valentía y, lo que considero más preocupante, a veces,  podemos llegar a considerar  normales sus intentos de cercenamiento.

Construimos la realidad con ciertas imágenes y recuerdos. Algunos retumban de forma significativa en nuestra memoria. Ese jovencito apareció junto a mi al medio día, junto a ese maravilloso calor pegajoso de Guayaquil que antecede las noches frescas estrelladas con la espuma de una cerveza. Joven, cabello rizado, demostrando mientras desarrolla su discurso, una excelente memoria. Así debió ser el Tadsio que describe Thomas Mann en la muerte en Venecia. Este joven emana algo de lo que  recoge Xavier Dolan en sus maravillosos personajes.

Este joven me dice algo así como: Yo considero normal que los matrimonios entre personas del mismo sexo esperen, que primero se produzca la unión de hecho, para que la gente se acostumbre.

Le contesté que no, preocupada,  pensando:  no se en que momento empezamos a considerar que la interpretación errónea de un derecho civil puede ser una costumbre en nuestra vida política como ciudadanos.

La realidad no siempre se construye con recuerdos difíciles. Algunos, honestamente, preferiría, quizás no haberlos guardado jamás en mi memoria. Junto a muchos otros periodistas de Guayaquil, he contemplado las horribles  imágenes repletas de  casas construidas en medio de la precariedad, siendo derrumbadas en segundas, usando máquinas inmensas, con la gente llorando alrededor, desesperada, colocando su mirada perdida en ningun lado,  en medio de la tristeza que deja el perder lo poco que se tiene.

En el intento de  regular algo que debe ser primero atendido desde una perspectiva de desarrollo dirigida hacia los más pobres, los responsables de estos operativos han sembrado la tristeza. Considero, como persona que cree en los Derechos Humanos y además, debo confesarlo, católica, que la solución para estas familias debe ser analizada junto a los afectados,   con la participacion de las universidades, las organizaciones sociales y eclesiásticas del sector y todos los que voluntariamente quieran ayudar.

A veces los recuerdos pueden ser agridulces. En medio de la desolación han surgido iniciativas que interrumpen la estela de tristeza, porque en Guayaquil vive mucha gente generosa, la reciente atención brindada a la Isla Trinitaria por las personas que compartieron sus historias, les enviaron comida y cuidaron a sus animales, es una muestra de lo que describo más arriba.

Preocuparse por el otro y ayudarle con sus problemas,  ese otro al que he conocido hoy, que no es mi amigo o hermano, algo de eso implica creer en los Derechos Humanos. Considero que se trata de  una tendencia natural en muchas personas, el querer ser útiles y compartir con otro que lo necesita. Sin importar las diferencias, ideologías políticas u orígenes de clase.

En circunstancias parecidas a las que describo más arriba, en medio de la desolación,  conoci a una mujer, viuda, y a un periodista joven que la acompañaba: mi profesor Billy Navarrete. El caso Fybeca llenó entonces las portadas de los periódicos, donde se contaba la tragedia que vivieron estas mujeres.  Aun queda pendiente la respuesta por el paradero de Jhony Gómez. Este caso, la fotografía y sus sufrimientos, fueron conocidos gracias a la gente que en ese entonces conformaba Diario El Universo.

Aqui en Guayaquil, mucha de la escena de Derechos Humanos, tiene mucho de oficio periodístico. Al decir esto me refiero también a todos los miles de twitteros que participan, difunden y batallan virtualmente por la vigencia de los Derechos Humanos en el país, a los reporteros, fotografos y presentadoras de televisión que abordan las perspectivas de los Derechos Humanos en diversos temas: diversidad sexual, naturaleza, minorías, personas afro discriminadas, participación política, libertad de expresión y, en otro ámbito de derechos, de comercio y a los mal llamados activistas-Ejercer los derechos de ciudadanía implica, valga la redundancia, ser ciudadano, no activista, aunque las palabras no se contradigan-que unen su voz a la de esos que no son sus hermanos, pero que por un día han decidido cuidar. Esta acción incluye a quienes protegen a los afectados por un desalojo, a las mujeres que sufren violencia, a los niños, poblaciones discriminadas o a los periodistas.


Al final del día, el opinar  es un derecho humano, sobre la importancia del caldo de salchicha en la dieta ecuatoriana, justica, politica, cine, chismes o lo que sea. Opinar es un derecho protegido por la libertad de expresión, derecho que le compete tanto al periodista que emite su representacion, investigación y opinión como al ciudadano que la recibe. Los periodistas Roberto Aguilar y José Hernandez-Cuyo trabajo ha sido expuesto ahora en un informe estatal-ejercían su derecho a la libertad de expresión cuando criticaban a los funcionarios públicos. Ellos pueden asociarse con otros para ejercer la ciudadanía.

El derecho a participar en política lo reconoce la Declaración Universal y otros tratados de Derechos Humanos. Si revisamos diferentes definiciones sobre política vamos a encontrar que el ejercicio de esta se encuentra estrechamente vinculado al ejercicio de ciudadanía y democracia. Criticar y opinar sobre la esfera pública, el ejercicio de los funcionarios y los discursos que se esgrimen desde la video-politica, como la entendía Giovanni Sartori resulta necesario para entender nuestros disensos-Esos que siempre van a existir- y así construir un país en el que todos nos sintamos, algo así, como hermanos.