Observó, con las piernas cerradas, pensando en la
pornografía, a los vecinos de al frente.
No, en realidad no tengo pensamiento alguno dedicado a la
pornografía, a los derechos de cuarta generación-Los informáticos-que allí se
gestan, porque yo, soy una persona decente.
Soy tan decente que condeno al rector de una universidad
porque contempla, inmóvil, a una mujer atractiva, danzante de algún ritmo de
moda, mientras él se divierte.
Categoría A en diversión y Z en moralina frustrada para
todos los que critican sus pasatiempos.
David Bowie canta “Lets dance“ ” mientras escribo, y sonrío indignada,
ante el conservadurismo que nos invade.
Porque al menos yo, con el video, sólo me reí. Declaraciones van y vienen, la fiestita se realizó en el Malecón del Salado, con fondos privados: sí, privados, aunque nos guste repetir las versiones iniciales de las redes sociales, olvidando la máxima del periodismo, nosotros, emisores y receptores: preguntarle a todos los involucrados antes de sacar la conclusión de su corrupción, gordura horrorosa o peluconería causante de todos los males.
El totalitarismo es-Ante todo-Videopolítica y una forma de discurso que nace de la cultura. Por eso siempre se culpa a las víctimas.
Nos entretiene el chisme, pero al menos a mi, me indignan otras cosas, las noticias sobre la selva y el Yasuní, me
interesa con cierta profundidad la defensa que hacen los indígenas de su
territorio, aun me sorprende la burla de la clase media para con un dirigente indígena que llevaba la cara tiznada de negro, las palabras de la concejala Daniela Chacón diciendo lo que todos sabemos sobre el transporte público y la maldición del morboso en sus filas, o las noticias sobre niños violados y más de sesenta mujeres
asesinadas en lo que va del año.
Esos hechos le competen a la política pública.
¿El baile de la silla y el rector?
Fruslería privada, chiste o motivo de burla.
Que lance la
primera piedra quien se considere a si mismo, Miguel de Unamuno. Porque un bailecito-Los valores estéticos son
menores-no violenta la autonomía universitaria.
Los ogros filantrópicos y los Vizcondes demediados legales, saben como entretener a sus audiencias.